lunes, 26 de septiembre de 2011

Agora qué primaveral: Ya llegó la susodicha

KoLo

Foto: Ruy Ramírez
Varias veces escuché decir "feliz primavera", pero nunca "feliz verano", "feliz otoño" o "feliz invierno". Creo que la llegada de setiembre, sentir los primeros calorcitos luego del intenso frío invernal, las flores, las hojas de los árboles, el guardar las camperas más pesadas y pelar las remeritas de manga corta: es un ritual que a la gente la llena de alegría.
Los primeros días es todo risas, pero después vienen las quejas: el viento zarpado, los plátanos de mierda, la alergia, el cambio de estación, la lluvia primaveral que te empapa y se termina al toque, y la elevación de las hormonas que derivan en expresiones obscenas. Todo esto combinado, comienza a moldear nuevamente esa expresión cotidiana de amargura en el rostro de cualquier uruguaya o uruguayo.
Seamos más inteligentes y disfrutemos con intensidad estos momentos. La alegría por el clima no es algo muy normal en nuestro país, y es de muy corta duración. 
Disfrutá, porque cuando quieras acordar, vas a volver a escuchar al vecino o la vecina decirte: "che, pero qué tiempo loco, ¿no?"
 
Mar Payssé

 Definiciones que le daríamos a un extraterrestre si en su extraño idioma (si es que tiene) nos preguntara qué es la primavera:
1. No es la hija de nuestro tío, ni tampoco se llama Vera (no me quiero hacer la graciosa con el marciano, realmente ésa era la teoría que tenía de pequeña acerca del origen del término).
2. Es esa extraña época del año donde en una misma parada de ómnibus podemos ver una persona con short y musculosa y otra con campera y bufanda.
3. También es la definitiva estación de los “saquitos de estación”, definido éste como la prenda apta para usar cuando no hace ni mucho calor ni mucho frío.
4. Es el cambio climático anunciado por las vidrieras, catálogos, prendas y publicidades que se llenan de flores (reales, de tela, de cartulina, digitales). Éste es un metonímico signo del florecimiento botánico que supuestamente ocurre en primavera mucho más que en cualquier otra estación.
Foto: Analía Buffa
5. Por lo general, el romance (que algunos teóricos contemporáneos pandenses llaman “política del cachondeo”) empieza a estar a flor de piel porque también se empieza a mostrar un poco de piel y hay seres humanos que se desorbitan con solo ver un antebrazo.
6. Si el marciano usa lentes de contacto, en seguida notará la llegada de esta estación por la acumulación de sustancias poco gratas para los ojos, provocadoras de irritaciones múltiples y llantos emocionalmente no justificados.

Ruy Ramírez

Foto: Ruy Ramírez
El Etimólogo en alpargatas atendería a que si seccionáramos en dos a la primavera tendríamos dos palabras: Prima y Vera. Como todos ya sabemos Prima en latín significa primer  y Vera se traduciría como verdad. Y si ahora - y ya traducido al latín - unimos aquello que separamos obtendríamos que la primavera no es más que la primera verdad.
Puede que alguno de ustedes sospeche sobre todo este proceso de unir, desunir, traducir y adulterar. Es lógico que sospechen que yo no quiero hablar de la primavera en tanto florcitas y la partida del señor frío y que sí quiero hablar de la primavera en tanto la primera verdad que acapara la quintaesencia del universo conocido y por conocer.
En señal de buena fe de que yo no quiero traer largas prosas sobre la llave de la panacea de masones y alquimistas voy a dejar de hablar de la primavera.  

 SClarens 

Hasta cuándo presidente? ¿Cuánto más tendremos que soportar este ataque constante? ¿Qué culpa tenemos nosotros, los ciudadanos humildes y honrados, de la inoperancia del gobierno? ¿Qué culpa tienen mis ojos? Ya no puedo ver. Es que la primavera comenzó, y con ella los problemas en la vista por la pelusa desagradable que se desprende de los árboles. Esos malditos Plátanos.  
Foto: Maite Domínguez
Mi curiosidad periodística y mi sagacidad intuitiva me llevaron a realizar una profunda investigación sobre este tema. Fue por eso que pregunté en casa a algún adulto si sabía qué clase de droga habían consumido las autoridades cuando plantaron esos árboles. Resulta que los plátanos están en Montevideo desde 1850, y uno de los argumentos en su defensa es que, al no ser perennes, nos dan sombra en verano y nos dejan ver el sol en invierno. También parece que para que un árbol sobreviva en una ciudad tiene que ser muy rústico: el sistema de cañería, el alumbrado público y la persistencia de gases contaminantes no pueden contra los plátanos. En fin. Feliz primavera.

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