Los primero de mayo no son cosa sencilla, hablar
de ellos es delicado; más para aquellos que hemos coqueteado con Marx, y en
éste caso no hablo de Groucho, Harpo, Chico o Zeppo. En el mundo, y
particularmente en Uruguay, tenemos toda una mitología obrera que va desde los mártires
de Chicago, a Norma Rae, a Pepe D'Elia, o incluso los Diablos Verdes hasta los
millones de anónimos que de una manera visible e invisible conforman un pequeño
núcleo de "héroes" de la modernidad tardía.
De vez en cuando, es reconfortante saber
que existe, puede existir o existió un poder heroico que se para en un banquito
para lograr que se detengan las maquinas y con ellas se calle el poder.
Realmente es importante tener un día para recordar que más que un Superman,
necesitamos un Espartaco para que él se
pare y sus muchos con y como él.
Para ilustrar tal acontecimiento y
sensación, he estado pensado en esa mujer que posiblemente más he citado en lo que
respecta a la vida, estuve pensando en Lisa Simpson que pese a tener ocho años
y tener un amarillento poco saludable tiene un claridad mental que le hace
entender tan bien al mundo. Sé que los Simpsons son la solidificación del
pensamiento demócrata (feo) y que se
emite por el canal bastión de los republicanos (más feo aún) pero a veces sintetizan tan bien las cosas.
Si recuerdan en el episodio "La última salida a Springfield",
Homero se convierte en líder gremial de la fábrica que entra en huelga porque
le quitaron el plan dental. Lisa aparece en la oscuridad, acompañada por los obreros y con su voz afectada
por los frenos decide cantarle al señor Burns (que suya será planta pero que de
ellos es el poder). El Maléfico Burns termina doblegándose al darse cuenta que
los obreros pueden cantar sin televisores, sin batidoras y sin secadoras.
Para el primero de mayo recuerdo está
cancioncita que pudo someter a Burns, pero no en la versión de Lisa;
sino que traigo 10 versiones que respectivamente son de: Un chiquilina de
rosado, un rubiecito con guitarra y
harmónica, uno de peinado emo,
una chica hippie de guitarra rara, uno que parece un púber metalero nórdico, un
francés que toca el piano, un gordo con la bandera del che, un barbudo alemán,
un flaco con un micrófono raro y un pelado con la camiseta del “Master of Puppets”.
Mi sugerencia, pese a que no se entienda y
suene todo feo, es reproducir todas al mismo tiempo y así crear una versión
pequeñoburguesa y digital (por ende media inútil) de octubre, pero en mayo.