sábado, 1 de octubre de 2011

Breve reflexión contemporánea


FOTO: Ruy Ramírez
Dice el periodista: “También dijiste que la televisión es buena para la cultura. ¿Con esto te referís a los programas únicamente de carácter cultural o pensás que programas como ‘Bailando por un Sueño’ o ‘Intrusos’ poden ser favorables para la cultura?” Entonces el entrevistado, magníficamente, responde: “Yo no digo que sea buena, es parte de la cultura. No se puede pensar en la televisión como un instrumento para generar mejor cultura. Es parte de la misma y es su propio reflejo”.

Este fragmento corresponde al libro Ojo de Pez, publicado en 2009, con variadas entrevistas realizadas por estudiantes de Periodismo de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de la República (UDELAR) a diferentes personalidades uruguayas. Quien responde es Roger Mirza, docente, crítico teatral, investigador y director del Departamento de Teoría y Metodología Literaria de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la UDELAR. 

En verdad, para hoy, simplemente quería recordar esa reflexión. Pensemos qué tan distante (o cercano) está lo que vemos de lo que somos. Pensemos en los usos y las gratificaciones que le encontramos a los productos culturales. ¿Son acaso quienes critican a “Bailando por un Sueño” los mismos que consumen los programas culturales de Televisión Nacional del Uruguay? Quizá si somos un poco menos hipócritas podamos aprender mucho más de nosotros, y ahí sí, tal vez nos avergonzaremos, pero tal vez también nos podamos enorgullecer.

martes, 27 de septiembre de 2011

Alberto Laiseca o el poder de la palabra


Por lo general tendía a explicar las razones por los cuales seleccionaba un link youtubiense y lo luego lo mostraba; un intento descarado de marcar una direccionalidad en la mirada, un “miren aquello por esto”. En la presente ocasión voy a invertir el procedimiento para contaminar menos la mirada y aprovechar cabalmente las otras virtudes del presente link.
A modo de prefacio: por el canal I-Sat los viernes cerca de la medianoche – dependiendo de la hora en que terminara Cha Cha Cha – había unos diez minutos iluminados a través del ducto de un ventilador en que un señor se sentaba a narrar.
 

 Pregunta: ¿Por qué esta pata de mono me da más miedo que otras?

Pues, respondemos desde aquí: el hombre es lenguaje, al inicio era la palabra, la quintaesencia que une nuestros átomos es el verbo, homo parole y todas esas expresiones que utilizan los hombres y mujeres adeptos a la semiótica totalitaria.  Pero también son esas cosas que son más fáciles de aceptar luego de ver y escuchar la narración de esta pata de mono.

Nuevas preguntas: ¿por qué cruje el parquet, se espesa el líquido de las cañerías y  las puntas  de los dedos son más sensitivas cada vez que escucho esto? La respuesta, no casualmente, es la palabra. La elección, combinación, pronunciación e interrupción  de la palabra  es aquello que cambia la sustancia, o parece cambiarla, lo cual es lo mismo.

Materializo: ¿por qué es tan bueno este relato? Pues por el uso del lenguaje y nada más, porque la diferencia no se halla en el hecho o en las cosas, está en la expresión de ello.
Permítanme introducir una mentira, porque la poesía se halla en la mentira y no en el hecho. ¿Cuál es la diferencia de la guerra de los mundos de Wells a la de Welles? Les aseguro que es mucho más que una letra.

Este sujeto, Laiseca, nos da argumentos a los defensores del relato en contra de la historia, a los que sostenemos que en el arte la pregunta es ¿cómo? y no ¿qué?, a los que profesamos que la forma  no es una decisión posterior al contenido.

lunes, 26 de septiembre de 2011

Agora qué primaveral: Ya llegó la susodicha

KoLo

Foto: Ruy Ramírez
Varias veces escuché decir "feliz primavera", pero nunca "feliz verano", "feliz otoño" o "feliz invierno". Creo que la llegada de setiembre, sentir los primeros calorcitos luego del intenso frío invernal, las flores, las hojas de los árboles, el guardar las camperas más pesadas y pelar las remeritas de manga corta: es un ritual que a la gente la llena de alegría.
Los primeros días es todo risas, pero después vienen las quejas: el viento zarpado, los plátanos de mierda, la alergia, el cambio de estación, la lluvia primaveral que te empapa y se termina al toque, y la elevación de las hormonas que derivan en expresiones obscenas. Todo esto combinado, comienza a moldear nuevamente esa expresión cotidiana de amargura en el rostro de cualquier uruguaya o uruguayo.
Seamos más inteligentes y disfrutemos con intensidad estos momentos. La alegría por el clima no es algo muy normal en nuestro país, y es de muy corta duración. 
Disfrutá, porque cuando quieras acordar, vas a volver a escuchar al vecino o la vecina decirte: "che, pero qué tiempo loco, ¿no?"
 
Mar Payssé

 Definiciones que le daríamos a un extraterrestre si en su extraño idioma (si es que tiene) nos preguntara qué es la primavera:
1. No es la hija de nuestro tío, ni tampoco se llama Vera (no me quiero hacer la graciosa con el marciano, realmente ésa era la teoría que tenía de pequeña acerca del origen del término).
2. Es esa extraña época del año donde en una misma parada de ómnibus podemos ver una persona con short y musculosa y otra con campera y bufanda.
3. También es la definitiva estación de los “saquitos de estación”, definido éste como la prenda apta para usar cuando no hace ni mucho calor ni mucho frío.
4. Es el cambio climático anunciado por las vidrieras, catálogos, prendas y publicidades que se llenan de flores (reales, de tela, de cartulina, digitales). Éste es un metonímico signo del florecimiento botánico que supuestamente ocurre en primavera mucho más que en cualquier otra estación.
Foto: Analía Buffa
5. Por lo general, el romance (que algunos teóricos contemporáneos pandenses llaman “política del cachondeo”) empieza a estar a flor de piel porque también se empieza a mostrar un poco de piel y hay seres humanos que se desorbitan con solo ver un antebrazo.
6. Si el marciano usa lentes de contacto, en seguida notará la llegada de esta estación por la acumulación de sustancias poco gratas para los ojos, provocadoras de irritaciones múltiples y llantos emocionalmente no justificados.

Ruy Ramírez

Foto: Ruy Ramírez
El Etimólogo en alpargatas atendería a que si seccionáramos en dos a la primavera tendríamos dos palabras: Prima y Vera. Como todos ya sabemos Prima en latín significa primer  y Vera se traduciría como verdad. Y si ahora - y ya traducido al latín - unimos aquello que separamos obtendríamos que la primavera no es más que la primera verdad.
Puede que alguno de ustedes sospeche sobre todo este proceso de unir, desunir, traducir y adulterar. Es lógico que sospechen que yo no quiero hablar de la primavera en tanto florcitas y la partida del señor frío y que sí quiero hablar de la primavera en tanto la primera verdad que acapara la quintaesencia del universo conocido y por conocer.
En señal de buena fe de que yo no quiero traer largas prosas sobre la llave de la panacea de masones y alquimistas voy a dejar de hablar de la primavera.  

 SClarens 

Hasta cuándo presidente? ¿Cuánto más tendremos que soportar este ataque constante? ¿Qué culpa tenemos nosotros, los ciudadanos humildes y honrados, de la inoperancia del gobierno? ¿Qué culpa tienen mis ojos? Ya no puedo ver. Es que la primavera comenzó, y con ella los problemas en la vista por la pelusa desagradable que se desprende de los árboles. Esos malditos Plátanos.  
Foto: Maite Domínguez
Mi curiosidad periodística y mi sagacidad intuitiva me llevaron a realizar una profunda investigación sobre este tema. Fue por eso que pregunté en casa a algún adulto si sabía qué clase de droga habían consumido las autoridades cuando plantaron esos árboles. Resulta que los plátanos están en Montevideo desde 1850, y uno de los argumentos en su defensa es que, al no ser perennes, nos dan sombra en verano y nos dejan ver el sol en invierno. También parece que para que un árbol sobreviva en una ciudad tiene que ser muy rústico: el sistema de cañería, el alumbrado público y la persistencia de gases contaminantes no pueden contra los plátanos. En fin. Feliz primavera.

domingo, 25 de septiembre de 2011

RHCP/LIVE!/BSAS


Fui a ver a los Red Hot Chili Peppers a Buenos Aires. Todavía no caigo. 
Hace algunos meses entraba todos los días a su web para ver si venían. Cuando se confirmó quedé en shock. Le di la plata a un amigo que cruzaba el charco para que me saque las entradas, pero se olvidó y se agotaron las que queríamos, las Campo. 
A partir de ahí hicimos lo imposible por sacar esas entradas, para poder saltar bien cerca del escenario, cerca de su sonido, cerca de ellos. Esperé 3 meses. No, perdón. Esperé toda mi vida, prácticamente. ¡Escucho los Red Hot Chili Peppers desde que tengo 5 años! 
Bueno, no importa, el tema es que finalmente conseguimos la entrada y el pasaje. Fuimos, nos comimos 10 horas arriba de un bondi, unas 5 horas dando vueltas en la ciudad para matar el tiempo, otras 6 horas aplastados y arrastrados por la gente en el estadio. Diez minutos antes de que arranque el toque de los Red Hot, decidimos movernos de nuestra posición privilegiada de cercanía al escenario, pero epicentro del infierno, para poder respirar. Finalmente terminamos viéndolos de costado, a unos 40 metros me parece, no sé, soy muy malo calculando distancias. En ese lugar podíamos tomar aire, y eso fue lo que nos permitió disfrutar el toque y salir con vida de allí. 
Los RHCP nos dieron una hora y cincuenta minutos de lo que saben hacer. Puedo asegurar que todo lo que vivimos, valió la pena.
 
John Frusciante no estaba en el escenario, ya lo sabíamos. En su lugar estaba Josh Klinghoffer, cumpliendo un gran papel. Flea, Anthony y Chad, brindan una entrega de energía y talento constante, durante todo el show. No paran. Te hacen vibrar la piel con un sonido compacto, ensamblado, con unos golpes que te parten el pecho. Los ves y no paran de gozar, bailar y saltar. La crónica del toque de Rolling Stone, escrita por Yamila Trautman, habla sobre su actitud en el escenario: "pasaron casi treinta años pero, ahí arriba, ellos siguen siendo los mismos pendejitos entusiastas". Tal cual.

Centraron su show en su etapa más reciente como banda, con temas más enfocados en la melodía, más pop, tocando temas del I'm with you, Stadium Arcadium, By The Way, y Californication. Nos mataron de una patada en la cara con las canciones del Blood Sugar Sex Magik, y el inesperado "Higher Ground". 
Un toque de los Red Hot Chili Peppers es una fiesta, sumamente bailable en cada momento. Cuando uno sueña con verlos desde que es un niño, ese momento se convierte en algo muy emocionante. A su vez, un show en Argentina le da un toque de partido de fútbol con el público coreando cada letra, cada riff. Entre tema y tema siempre hay un canto de aliento a la banda, donde encontramos los hits "Soy Chili Pepper, es un sentimiento, no puedo parar", y "Olé, olé, olé, olé. Red Hot, Red Hot". La energía de ellos y la respuesta de la gente, esa energía, es amor.
Qué vuelvan pronto.

Un fragmento de lo que se vivió en Baires.


El show entero de ayer en el Rock in Rio.