Ministro de Educación Ricardo Ehrlich - presidente José Mujica |
La educación recorre la agenda mediática hace varios meses. Es en ese contexto que se escuchan voces fenomenales hablando sobre el tema, pero también se escuchan desastres académicos, por así llamarlos.
El pasado miércoles 23 el diario Últimas Noticias dio cuenta de buena parte del discurso que dio el presidente José Mujica en el Foro de Innovación de las Américas en el Laboratorio Tecnológico del Uruguay. Allí el presidente dijo: “así como somos afectos a las letras y a todo lo que es ‘viru viru’, poco afecto le hemos tenido a las matemáticas, a la física y a la química”.
Esta no es la primera vez que Mujica se refiere a las ciencias humanas con un tono tan despectivo. A inicios de marzo de 2010, cuando asumieron las autoridades de la educación del actual gobierno, el presidente destacó en su discurso la necesidad de fortalecer el desarrollo de las disciplinas científicas y reclamó que no se le siga dando “bombo” a “un país de ‘viru viru’”, en referencia a las humanidades. “No se puede sacrificar oleadas de jóvenes que inocentemente van a estudiar Ciencias de la Comunicación. No se puede construir algo sólido si no se hace en derredor de las matemáticas y las ciencias”, afirmó el primer mandatario.
Estas dos declaraciones de Mujica no solo no fueron felices, sino que desbordaron ignorancia. Podría hablar de la gran importancia que tienen las ciencias sociales para la humanidad, pero eso sería entrar en una discusión epistemológica que no está dentro del objetivo general del presente artículo (la idea no es hacer pelear a la matemáticas contra la filosofía). Prefiero detenerme en la tremenda situación que implica que un país tenga un presidente que, no solo critica a las “letras” como área de estudio, sino que las insulta. Por si no quedó claro, el hecho de que Mujica se refiera a las humanidades como el “viru viru” de la educación, es un escupitajo a las Teorías de la Interpretación de Umberto Eco, a los análisis antropológicos de Claude Lévis-Strauss o por qué no también, a los estudios de historiadores como José Pedro Barrán o la tan destacada Ana Frega.
Quizá suene un poco dramática mi opinión, pero recuerden que se le cuestionó al director General del Ministerio de Educación y Cultura, Pablo Álvarez, por difundir un video de una directora retando a un grupo de estudiantes, sin tener en cuenta que él no es un ciudadano común, sino que es una figura relevante de la educación y que no puede manifestar su opinión en esos temas sin que ello tenga consecuencias. En ese sentido, también Mujica debería tener presente su cargo antes de opinar y de escupir lo primero que le viene a su cabeza, y mucho más en temas vinculados a la educación.
El presidente no debería olvidar que si a los jóvenes que ingresan al mundo universitario no les atrae la matemática o la química no es culpa de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación o de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación. El problema está antes, en Primaria y Secundaria.