(Sigue el miércoles)
sábado, 28 de mayo de 2011
Ese tema del verano
(Sigue el miércoles)
viernes, 27 de mayo de 2011
Desmitificando mitos, parte 2
Parece que hay unos aparatitos que si se los instala en determinadas televisiones seleccionadas estratégicamente a lo largo y ancho de la ciudad (o del país), posibilitan saber más o menos qué programas son los más vistos. Y parece que un grupo de personas son contratadas para realizar llamadas telefónicas a varias casas, también seleccionadas estratégicamente, y de ese modo saber qué radios escuchan y a qué hora. Según se dice, se trataría del fenómeno del “Rating”.
Tan enemigo como amigo del periodista, el Rating siempre está presente. La necesidad de saber si tu trabajo es visto o escuchado por alguien te viene a los dos o tres meses de actividad profesional. Es entonces que ya no se sabe si se trabaja para el regocijo personal o para el público. Es verdad que el periodismo es un servicio, y bajo ese precepto, todo trabajo periodístico es para el público. El asunto es saber si la labor realizada se hizo en función de lo que el periodista cree que ese público debe saber, o si lo hizo en función de lo que ese público consumirá, independientemente de los gustos del profesional de la noticia.
El otro punto aquí en juego es la publicidad. ¡Sí, es verdad! El periodismo y la publicidad también hacen negocios, y no está mal si se respetan los límites de la ética periodística. ¿Acaso usted, amable lector, pagará las horas que el periodista dedica a realizar su trabajo? El abogado gana su sueldo, el taxista también, igual que el peón de la construcción. La publicidad se instala en los programas más vistos o escuchados, y de ese modo los periodistas pueden cobrar su sueldo. Otra vez juega el Rating.
El tema de fondo siempre es manejar con cuidado ese fenómeno, y no volverse el Gollum del periodismo y vivir por y para el rating. No hay que temerle al Rating, hay que entenderlo, hay que jugar con él, y no dejar que él juegue con nosotros. Es necesario lograr intercalar las dos esferas – la del atractivo del tema y la de la publicidad – para lograr cierto éxito profesional y, por qué no, económico al mismo tiempo.
Blu: creativo, talentoso y mal de la cabeza
jueves, 26 de mayo de 2011
La vida en un minuto
Políticamente Incorrecto
miércoles, 25 de mayo de 2011
¿Arte colaborativo? No, mejor, Thru-you
Cuando el Mundo no era necesario (Cuento en clave de nostalgia infantilista)
De y Para Mati, Euge, Gonza,
Tati, litle G and friends y Totó M.
A veces, cuando pienso en él y la tristeza se extiende como la oscuridad al apagar la luz antes de dormirme, logro ver el frente de aquella casa tal como era antes. El enrejado de hierro verde vuelve a ser una pared de grateos cuidadosamente podados, dándole otro esplendor a aquel tono; mientras que los resortes maltratados del portón de madera repican.
Entonces, él, su sonrisa, su beso cálido, su abrazo fuerte que debía compartir con hermanos y primos. El sendero de hormigón barrido hasta la vetusta casona era desparejo, y entre sus grietas: pastitos y hormigas negras, grandes e inquietas que marchaban y jugaban (como nos gustaba pensar) como y con nosotros.
Cada tarde era más anaranjada y eterna que la anterior porque solo nosotros corríamos, todo alrededor era lento. Fuimos la aventura, el enojo y la reconciliación en cada juego, en cada revista de historietas, en cada libro al sol y sabor de mandarinas otoñales. El Mundo no era necesario.
Solo él cruzaba los muros incorpóreos sin parecer invadir nuestro Fuerte de viento rajado por las largas manos de un paraíso. Se trata siempre de la risa, la pregunta y el silencio, sin imperativos (lo que era dominio de los otros adultos extramuros). No son pocas las veces en las que pienso eso y mi mente queda en blanco porque el reencuentro es un imposible, ni ese grupo de niños pequeños, ni la casona, ni él pueden ser invocados ya en tiempo presente.
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Aunque ya no uso brochecitos de colores y medias con puntillas, y los pelilargos esmirriados de alpargatas y morral ya no me arrancan suspiros, usufructo sus artilugios para contemplar los juegos infantiles e irrumpir en la vida, todo sigue siendo la risa, la pregunta y el silencio.
martes, 24 de mayo de 2011
Para empezar, uno de Groucho
Confesiones de una típica onicofágica
lunes, 23 de mayo de 2011
Ni autobombo, ni refrito, mutando a seguidor de Mediorama
domingo, 22 de mayo de 2011
El Dave sabe
Marihuana y todo lo que “curte”
Yo me pregunto: ¿cuántas personas leyeron el proyecto de ley para despenalizar el cultivo de marihuana que redactó el diputado frentista, Sebastián Sabini? ¿Y el que escribió el nacionalista Luis Lacalle Pou? ¿Conocen los argumentos que manejan los opositores a la idea? ¿Están en condiciones de rebatirlos uno por uno? A decir verdad, no lo creo. Sin embargo, el tema llena de manifestantes las plazas.
La idea de esta columna no es opinar en contra de la marihuana. Simplemente creo que cuando se trata de temas con los que nos sentimos comprometidos, deberíamos comprometernos, valga cualquier redundancia, y no repetir meros discursos. El de la marihuana y algún otro tema de conocida notoriedad son de esos temas que “curten”, y no sabemos cómo, pero si no los defendemos, ¡por Dios! ¿Qué dirán de nosotros?