U2 es mi banda favorita, no son pocas las veces que me pregunto por los motivos. Creo que uno importante es la comodidad, es decir, desde hace once años cada vez que se me pregunta al respecto y contesto mi verdad siento un gran alivio placentero. Están los que me responden “Ah... sí, ¡qué bueno! Son medio veteranos, tipo los Stones, ¿no?” ; o “...Es una basura comercial... y sé que se hacen los humanitarios, bien de imperialistas del norte”.
Lo cierto es que yo devuelvo todas las respuestas con la mejor de mis sonrisas, hablar de música más allá de las limitaciones ajenas y propias frente al tema debe ser de lo más simple y maravilloso a lo que podemos dedicar nuestro tiempo libre entre amigos o para conocer mejor a alguien.
Sí sres. eso de “dime qué escuchas y te diré quién eres” para esta columnista aplica bastante bien, incluso si la respuesta es “de todo un poco”; aunque parezca loco eso dice algo, ¿verdad?. Nos encanta hablar bien y mal de melodías, letras, canciones, discos, bandas, instrumentistas, cantantes, géneros, festivales e incluso llegamos a imaginar y opinar con formas prejuiciosas cómo son tales o cuales países según la música que conocemos de allí. Yo nunca fui a Irlanda pero a través del tiempo se enriqueció una imagen demasiado romántica en mi cabecita no solo por U2 (que no es demasiado iconólatra de “Lo Irlandés”, salvo por algunos pocos temas en una extensa discografía) sino por la suma de ellos a algunos autores como Beckett o Wilde, algunas personalidades y varias películas como “¡Qué verde era mi valle![i]” o “Cinco minutos de gloria[ii]” –nombro estas dos para visualizarlo en extremos-.
Es complicado traer a conciencia un proceso como este pero es necesario notar que lo practicamos, proyectándolo y padeciéndolo. Pero es cómodo, nos da respuestas por eso lo seguimos, la intención de absolución total del prejuicio más que una utopía parece una ridiculez, sobre todo en una cuestión como esta de entender lo que aún hoy es distante, adonde todavía no se puede llegar a través de un monitor por más definición que tenga.
Y un poco de todo esto me pasó el finde pasado. Sé de qué van los festivales de rock, conozco todos los temas de la setlist, vi las fotos, videos y reviews pero no estuve ahí; me formé una opinión, escribí un comentario basado en nada en un montón de impulsos eléctricos los de una pc y los de mi cerebro.
U2 tocó el viernes en Glastonbury (si aún no lo saben el festival de rock más importante de Europa que llegó a su 40ª edición) y brilló en su primera participación festival comercial (lo digo esto en el sentido de que no era una reunión de fines solidarios) en mucho tiempo sabiendo que no se enfrentaban solo a su público con el que mantiene ese magnetismo de la última banda de la generación de los estadios, “la intimidad a gran escala” como le gusta definir a Bono.
La experiencia sin dar nada por sentado, más allá de las polémicas por los escraches previos con acusación por evasión impositiva o la sorpresa que causó la reciente confirmación por parte de Adam de su paternidad desde el año pasado junto a su novia; “treinta años después, en un terreno desconocido, hacen su show con el hambre feroz y es ese sentido de urgencia (incluso con una pizca de nervios) en lugar del triunfalismo que hace de esto un juego cargado, dejándonos algo más que un set memorable”. Como lo resume la crítica de Dorian Lynskey de The Guardian UK
Y eso no causó más que satisfacción entre los cuatro de Dublín porque como confiesa su líder: “Yo todavía mantengo esa idea pasada de moda del metaevento, que lo atraviesa y lo vuelve más de lo que es[iii] ” Esa para mí es otra cualidad que hace que los quiera como mi banda preferida, porque creo que equilibran el valor de un gran vínculo con sus fans y una cohesión intragrupal que tiene sonidos, tópicos y pasajes líricos identificables ya como suyos, que a pesar que están recontraforrados en guita siguen defendiendo su compromiso con lo que ellos creen que es su arte, lo mismo que en la mínima cocina de los Mullen (flia. de Larry, el batero) hace casi 35 veranos.
[i]
1941, Dir. John Ford
[ii] 2010, Dir. Oliver Hirchsbiegel
[iii] Rolling Stone, Noviembre de 2009, “La gira de las galaxias” Seguimiento de
La entrevista posconcierto con Jo Whiley y Zane Lowe.
1 comentario:
sabía q ibas a encajar u2 en cualquier momento. sos tremenda!!!
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