domingo, 30 de octubre de 2011

MetallicA y la introducción a este maldito mundo del #rwack


El otro día me bajé el Master of Puppets
Todavia recuerdo lo que sentí cuando me regalaron el CD original. Para mí que era el mejor regalo del día del niño que alguien podía recibir jamás. En el instante que le di al play a ese álbum, nació en mi interior un peludo que se iba a vestir de negro durante toda su vida. 
La adrenalina de ese disco me alteró las neuronas, me mató, me metió en este maldito mundo del #rwack. Una cosa así:
 

Creo que son muy pocos los discos que uno no se cansa de escuchar nunca. Esos que cada tantp los pone y los repìte dos millones de veces, luego los deja de escuchar, para después  retomarlos y darle doce millones de veces más. Metallica tiene unos cuantos de esos discos. Pero sobretodo tiene canciones épicas. Canciones inmensas, con vida propia, que transmiten y contagian una emoción tan alta como imposible.

En mi opinión, además de ser una de las bandas fundamentales de la historia, Metallica es una de las mejores puertas para entrar en el rock.
Yo te aconsejo que se lo recomediendes a quién escucha los Wachiturros al palo y te rompe las bolas. Decile que curta el Master. O mejor dale el disco negro, que con ese entra seguro. Que se haga amigo, que abandone ese estilo y que venga para acá. Qué caze su vehículo, se ponga los auriculares y venga a recorrer esta ruta demencial. Advertile que es un camino de ida, no hay marcha atrás. Decile que somos varios los que vamos. Que se va a encontrar con amigos, hermanos, y que van a soñar con escuchar en vivo esa distorsión. Pero principalmente, aconsejale que se deje de tirar pasos y arranque a peludear.
Eso. 

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