lunes, 13 de junio de 2011

El reporte del deporte


Esta madrugada soñé que comenzaban los Juegos Olímpicos y que los medios apenas les daban cobertura, y la gente apenas se interesaba. Yo era la única espectadora expectante, mientras que el resto del país seguía como si fueran días normales de noticias grises y rojas.

Cuando, un rato después de despertar, comencé a escuchar las primeras noticias de la mañana, comprendí que las Olimpíadas son lo último en que se piensa para que resuene el deporte. Nacional campeón, Peñarol versus Santos, que Forlán y Zaira, que la Copa América, que Chris Namús, que los hinchas y los jueces y las copas y los twitter… El dial noticioso de este lunes se detenía una y otra vez en alguno de estos temas.

Alentar está de moda

Ruy Ramírez
 Aún no eran las ocho cuando por la ventana del ómnibus divisé un Ábitab con una cola de media cuadra: hinchas aurinegros con mate en mano deseosos de obtener su preciada entrada (sobre todo por el precio). Caí en la cuenta (y esto también lo comentaban algunas voces radiales) de que ser hincha es la nueva gran tendencia uruguaya, una suerte de fashion trend que tuvo como irrupción la sobresaliente performance charrúa en el pasado Mundial, del cual hace ya un año.

Lejos está de mi intención –lo cual pecaría de ridículo- decir que el fútbol es algo reciente, o que los fanatismos y simpatías por cuadros y jugadores son algo de ahora. Digo que hace poco más de un año el fútbol era demonizado por medios y vecinas como el ojo de las tormentas violentas, y que el hincha era sinónimo de barrabrava y delincuente. Este lunes concluí que eso ha sido sustituido por el fútbol en familia, el fútbol uniendo a los uruguayos (o rivalizándolos pero de forma pintoresca y cordial, porque de todos modos siempre festeja “la mitad del país”, y eso ya es unión), el fútbol como espectáculo cuyas entradas de reventa no podría pagar ni con mi sueldo entero, la condición de hincha con su renovada aceptabilidad y aprobación, el deporte como nuestro star-system de héroes y heroínas (cualquier semejanza con el nombre de un narcótico es mera co-incidencia).

El Garoto homicida

Y entre esos heroísmos y batallas y metáforas bélicas que tanto se han estudiado para referir a las canchas, nos encontramos con la “princesa guerrera” (fórmula traducida a la jerga popular y cumbiera como “bombón asesino”) con nombre de varón y trencitas de elfa: Chris Namús.

Interesante fenómeno mediático-deportivo, ideal de la dualidad conjugada entre fuerza y femineidad, vigor y belleza, la eterna figura de la hiedra venenosa o el canto mortal de la sirena, una chica de barrio con cara de ingenua, guantes de boxeo y muchas lágrimas derramadas sobre la pantalla y muchas sonrisas en publicidades de Antel y muchos triunfos dudosos con moretones en los ojos y sangre entre los dientes. Y la euforia del público que de repente es fanático del boxeo femenino y se deleita de ver mujeres musculosas matándose a guantazos porque (como algunos desnudos “artísticos”) la violencia está legitimada entre las cuerdas del cuadrilátero y los también cuatro lados de la pantalla (*), pero Dios no quiera que en el liceo las nenas se agarren de las mechas.


Una fábrica que no cierra por derrumbe

 
Los Juegos Olímpicos de la Antigua Grecia

Al fabricarnos mitos y héroes, los relatos deportivos re-mediatizados aún mantienen en sus discursos los valores de la época en que el deporte solo era relatado en los grabados de los jarrones: la antigua Grecia. La perfección corporal como parte de la areté, de las máximas cualidades a las que podía aspirar un hombre, por las que se convertía en paradigma de todos sus contemporáneos, de toda su cultura. El imponerse sobre el adversario y arrancarle la vida a tirones para conservar la honra.

Todo eso se recicla en nuestros atletas insignes que, como Atlas, sostienen nuestro mundo sobre sus hombros mitológicos portando una identidad simbolizada. Aunque esos hombros a veces se disloquen y pierdan por knock-out o terminen con estragos alrededor del Estadio.

2 comentarios:

Comentarista misteriosouuh dijo...

Gran analisis sobre los relatos mediático-deportivos, pero yo esperaba un anlaisis sobre el fénomeno del fobal, es decir Forlán.

FLACA dijo...

A mí me gustó esa forma de analizar, trayendo la historia y los sabios griegos para explicar el contexto referido a los deportes, la imagen, la venta, etc.
Me encantó la descripción de Chris Namús. También el título y los subtítulos.