Para seguir con las tradiciones numerológicas de la eufórica fiesta de quince del triunfo celeste, a continuación van quince cosas que nos dejó la Copa América, y que la definieron como el acontecimiento de masas del año.
1. Bienvenidos a Twitterland. En cuanto a las redes sociales, la protagonista indiscutida fue Twitter. Desde los periodistas deportivos dando las primicias en menos de 140 caracteres hasta los jugadores pidiendo algo pa’ comer, la Copa América se vivió a pleno en un mar de tweets.
2. Popurrí de canciones. La celeste es el hit (los hits, mejor dicho) de la temporada. Desde el Fata Delgado hasta Pitufo Lombardo, pasando por los clásicos de Jaime Roos y Canario Luna, todos los artistas uruguayos se suman a los homenajes musicales a la “gloriosa celeste”. El visionario tema de No te va gustar con su “regálame un sol” debe ser la canción más abonada en AGADU. El que no pudo meter su hit fue Diego Torres con su insulsa canción de la Copa América.
3. Popurrí de publicidades. Cuatro de cada cinco publicidades en las pantallas, radios y espacios gráficos del país tienen como eje a la selección y, desde ayer, su triunfo en el campeonato continental. “Gracias campeones” es el nuevo eslogan de organismos públicos, bebidas espirituosas y productos lácteos. Y seguro que a Julio no le pagaron lo mismo que a Lugano, aunque Claro les dé los mismos beneficios.
4. Suárez, Suárez… (léase como cántico). La consagración de Suárez como el mejor delantero de la Selección fue uno de los sucesos más tiernos y merecidos del torneo. Si hasta ahora había quedado algo ensombrecido por los brillos forlanescos, Suárez demostró que puede pasar a la historia por muchos más méritos que haberse convertido en delantero y golero en el mismo partido. Y hasta ganó el derecho a sobrenombre propio: del “Diego de los uruguayos” pasamos a tener también, según la insaciable inventiva de R.R., un “Depredador”. Habrá gritos de gol para rato.
5. Delantera infernal. Y si la delantera uruguaya es considerada como un infierno por locales y extranjeros, esa parece haber sido la consigna inspiradora de algunas muchachas que encontraron en las coberturas televisivas de los partidos una oportunidad de exhibir sus estereotipadas curvas y obtener algunos segundos de atención por parte de periodistas siempre desagradablemente listos a celebrar la presencia de las mujeres en el fútbol solo por sus atributos carnales.
6. La sorpresa incaica. Perú fue la gran sorpresa del torneo, superando en estadísticas (puntos y goles y efectividad) a Paraguay. Es decir, en esta Copa América el ganador de la medalla de bronce fue mucho más que el de la plata. Además, el tercer puesto siempre se va ganando, mientras que el sub-campeón se va con una derrota. La sensación que queda es que las Eliminatorias serán feroces…
7. Las revelaciones. Ni Coates ni Perú. Las revelaciones de esta copa fueron la posibilidad de que Brasil errara cuatro penales seguidos y la creencia de los chilenos de que eran los grandes favoritos.
8. Las confirmaciones de la copa. Por supuesto, no todo fueron revelaciones. También se confirmaron cosas, simples pero ciertas: a los venezolanos les va lo del cariño vertiginoso con los rivales de fútbol, los jóvenes noteros enviados desde Uruguay son grandes ladrones de gallinas. Pero sobre todo que la celeste es una camiseta con identidad propia.
9. La invisibilidad del hombre invisible. La pregunta es la siguiente: ¿dónde está Paco? Y no nos referimos a su paradero físico, sino a dónde se encuentra en el discurso de los uruguayos. Desapareció, se fue, no está. Claro, no sabemos dónde está pero sí lo que está haciendo: contando billetes. De igual forma por no turbar la conciencia en tiempos de festejos, “Gracias Paco”.
10. Del sergiogorzysmo. Su ausencia en la publicidad pronosticando el campeonato para Uruguay confirma la teoría de que pudimos haber ganado el mundial de no ser porque este señor se mandó la secada del siglo. La caída en picada de la imagen pública de “El periodista del bombo” expresada en cierta cartelería de último momento, puede ser consecuencia de varias características de este personaje que no agradan al uruguayo medio (que somos todos pero sobre todo Scotti). Pero a no subirse al carro de “péguenle a Gorzy” porque con eso no nos aseguramos las eliminatorias.
11. Minutos y minutos de cobertura mediática. Ante estos eventos deportivos y, sobre todo, estos logros de los representantes de Uruguay, los espacios mediáticos casi se orientan exclusivamente al fútbol, en sus aspectos genéricos y sus más minuciosos detalles. Cualquier cosa ocurrida en estos últimos días de julio careció de trascendencia en comparación a la prioridad dada a la Copa. Bordaberry eligió un buen momento para morirse, si lo que quería era pasar desapercibido. Si esta Copa se hubiera dado en el 2009, la Gripe A no hubiera existido.
12. Periodismo a ambos lados del rio: Ver cómo vivieron nuestros hermanos argentinos la Copa a través de su periodismo deportivo fue sin duda alguna uno de los placeres más grandes que nos dio este campeonato. Lo que preocupa es la incapacidad de los periodistas de la supuesta cadena internacional Fox para hablar dos minutos seguidos de otro país sin mencionar a la Argentina. “La Argentina mereció ganar” le escuchamos decir a muchos con un nudo en el pecho. Como dice Niembro: “basssta, no entienden nada”. En serio, no entienden nada.
13. Relatos, siempre relatos. Y no solo los literales, estrictamente efectuados por los relatores. Lo que la Copa nos dejó fueron más relatos que, a la vez que describen, construyen: fórmulas repetidas hasta el hartazgo como “qué lindo ser uruguayo”, referencias innumerables a los números que han marcado la historia y que hoy se renuevan, paralelismos entre el ayer y hoy, los relatos sobre la grupalidad fuera de la cancha y el corazón dejado dentro de ella… Todos estos relatos se reciclan en forma de sentimientos de identidad, de pertenencia, de admiración, que hacen que todo el país y el sentir colectivo e individual se proyecten en un grupo de talentosos deportistas vistiendo una camiseta con color celestial. ¿Eficacia simbólica lo qué?
14. Volver a la escuela. La Copa (la jugada y la ganada) nos dejó el poder confiar en el trabajo y en los valores por encima de las cábalas y otras supersticiones. Sí, teníamos prontos los festejos antes del partido pero la selección ganó con autoridad. Y cuando decimos la selección ganó, queremos decir: la selección ganó y el pueblo acompañó. Porque no hay que olvidar que ellos son los que salieron a pelearla aunque todos les paguemos el sueldo. Hoy se le pide a toda América que aprenda de Uruguay pero ¿qué aprendimos los uruguayos y uruguayas de todo esto? Ya es hora de dejar atrás eso de “somos el país en el mundo que más veces ganó el torneo de su propio continente” (sergiogorzismo) y quedarse con el profesionalismo, el trabajo, el respeto por los compañeros, la planificación, la humildad, la paciencia y la entrega por lo que cada uno hace, y ahora no nos referimos al futbol.
La número 15. Precisamente eso: la copa y la fiesta tan esperada.
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