viernes, 12 de agosto de 2011

Hay modos y modos de observar

Un análisis, que no escatima en opiniones, sobre la cobertura de prensa que los medios de comunicación hacen del congreso de estudiantes que se realiza en Montevideo.

Esta semana se realiza en Uruguay el Congreso Latinoamericano de Estudiantes (CLAE), instancia en la que jóvenes universitarios de varios países del continente debaten sobre temas vinculados a la educación pública en este siglo, pero también discuten sobre la democratización de los medios de comunicación, la crisis del capitalismo, la unidad de los movimientos sociales, entre otros puntos.

Tengo abismales diferencias sobre el modo en que estos estudiantes debaten -creo que no debaten y que simplemente están todos de acuerdo- y sobre las temáticas que eligen para discutir. Sin embargo respeto su derecho a realizar este tipo de eventos, en parte quizá porque también soy estudiante universitario. Es por eso que no entiendo -o quizá sí lo entienda pero no lo comparta- el modo en que se difunde este evento en los medios de comunicación.

Para mi sorpresa

La prensa hizo una inusual cobertura de este tema, haciendo hincapié en el costo que le implicó a la Universidad de la República (UDELAR) la organización del congreso: superior a los 60 mil dólares. Desde hace más de un mes, y con más fuerza en los últimos días, hablaron varios actores políticos externos a la UDELAR criticando el CLAE, y no solo por su costo, también por su carga ideológica excesiva (crítica que comparto). Pero hoy explotó en mis ojos un artículo de prensa teñido de argumentos falaces, ignorantes y agresivos.

No conozco a Patricia Madrid, quien escribe en El Observador. No dudo que sea una gran periodista, ya que este periódico suele tener muy buenos profesionales a cargo de sus informes. Pero su artículo denominado "Revoluciones bajo el sol" -publicado hoy en dicho medio de comunicación- parece estar aislado de la calidad periodística a la que me tiene acostumbrado este diario.

Madrid (a quien de ahora en más llamaré Patricia para evitar que algún distraido la confunda con la capital española) realiza una crónica en la que da cuenta de la jornada de ayer, en el Palacio Peñarol, cuando los estudiantes tenían su primera charla sobre "crisis en el capitalismo y sus alternativas en la coyuntura internacional". La periodista describe un escenario de jóvenes mal dormidos porque el día anterior tuvieron una fiesta de bienvenida al país. Cuenta sobre "banderas y pancartas alusivas a Eva Perón, al Che Guevara y San Martín". También destaca los cantos críticos hacia el modelo de "educación de Pinochet". Pero el texto reposa sobre la actitud de un número -no especificado- de estudiantes que en medio del debate se retiran del Palacio y salen a "disfrutar del sol sobre (la calle) Galicia". "Igual quedan tres días de congreso. Sobrarán oportunidades para escuchar reflexiones sobre el capitalismo y el imperialismo. También se tocarán otros temas, entre otros -claro- la educación", dice Patricia.

Sobre el margen superior izquierdo de la página 8 de El Observador se deja ver una descripción del tono del artículo: "ACTUALIDAD". No dice que se tratará de un editorial, pero creo que es lo que la periodista hace al escribir "Revolucionarios bajo el sol". A mi juicio era más fácil, y más directo, escribir algo así: "estos estudiantes juran que saben de lo que debaten cuando no tienen idea de la vida" o "que se dejen de hablar del capitalismo y se consigan un trabajo".

Cuando pensaba que ya todo estaba dicho

Los recuadros, gráficas y hasta encuestas son adjuntos que suelen tener sentido con los artículos de El Observador, y esta vez no es la excepción. Publica una encuesta tan desastrosa como el artículo.

Patricia realiza cuatro preguntas a ocho estudiantes de diferentes países: ¿quién es el presidente de Uruguay?, ¿quién escribió El Capital?, ¿dónde surgió el movimiento del 68? y ¿qué piensan sobre la legalización de la marihuana? Evidentemente las respuestas son tremendas, muy pocas son contestadas y mayoritariamente éstas responden a la referente a la marihuana.

Es más, si uno entra a la página de El Observador (http://www.elobservador.com.uy/noticia/207267/los-revolucionarios-se-van-a-examen/) puede ver el video en el que se muestran las reacciones de los estudiantes al tener que responder. Por ejemplo, de los ocho, solo dos estudiantes sabían que José Mujica es el presidente de Uruguay, de los cuales una encuestada era estudiante uruguaya. Ninguno supo decir el origen del movimiento del 68 y la mitad de los consultados no sabían que Carlos Marx había escrito El Capital. Es claro que el adjunto también tiene la intención de atacar al CLAE.

Ahora bien, ¿qué rigor tiene esta encuesta? ¿Científico? Definitivamente no, ya que ocho estudiantes en 5 mil no es un número representantivo. A su vez, no dudo que los dichos de estos estudiantes hayan sido seleccionadas entre las respuestas de un gran número de jóvenes a quienes la periodista también consultó. Siendo más claro, se quedó con los testimonios que más mala imagen le daban al CLAE.

Este congreso está cargado de ideología,  es un hecho. También lo es que no todos los estudiantes vienen solo por la importancia del debate entre universitarios latinoamericanos. Muchos se interesarán por conocer otro país, por tomar "una" junto a estudiantes de diferentes partes del continente y por qué no, por tener sexo intercultural. No comprendo la eficacia del CLAE más que para generar una instancia de reflexión y diversión en torno a la educación. De todos modos creo que tampoco la comprende la periodista de El Observador a la que hice mención. Ella en mayor medida que yo.

1 comentario:

AnBu dijo...

Simplemente dos cosas. Te conozco y sé que tenés un afecto especial por este diario en particular (sentimiento que sabés que no comparto), por lo que me llevo una grata sorpresa cuando desenvainás tu espíritu crítico.
Y lo otro es una pregunta, ¿cuándo sale la UdelaR como noticia en un diario si no es a través de su lado oscuro? Parecería que el sistema funciona así: cuando hay algún ente estatal que cofinancia actividades de la universidad, hay que curbrirlas, pero siempre bajo la consigna de que la UdelaR y todos sus actores son anómalos y dañinos. Los que estamos adentro sabemos que ese costado existe, pero también reconocemos las buenas experiencias universitarias que jamás van a ser noticia. Entonces, mi desazón es saber que hay lectores que desconocen lo positivo de la universidad, y a su vez consumen prensa. Estamos en el horno...