Larisa Iordache, la gimnasta preferida de Mediorama Uruguay. |
Parafraseando a mi colega Ruy Ramírez, una de las cosas más atractivas de los Juegos olímpicos es que uno se puede volver especialista en un deporte tras mirar 75 segundos de una competencia. Lamentablemente, esto también corre para la mayoría de los comentaristas, que solo aportan datos redundantes (“la caída del gimnasta de China”… ¡sí ya sabemos que se cayó!) o biográficos (“el gimnasta nacido en 1986, que compite sus segundos Juegos Olímpicos”… A-bu-rri-do). Con suerte los estudios llaman a escena a algún juez o ex gimnasta que explica los elementos de manera más o menos accesible (como un tal Seba de la TV Pública Argentina, quien lanzó ciertos comentarios enriquecedores si ignoramos el hecho de que casi lo único que le importaba era la clasificación de un gimnasta argentino en las anillas).
Es cierto, podemos tornarnos expertos en casi todas las disciplinas (recomiendo la arquería en esto de comprender deportes que nunca habíamos mirado antes), pero con la gimnasia puede resultar algo complicado. Sin referencias claras de los sistemas de calificación, podemos quejarnos hasta el hartazgo de por qué la gimnasta que clavó su salida obtuvo un puntaje menor que la que prácticamente se da de cara contra la colchoneta. Ojo, ver gimnasia desprejuiciadamente también puede ser gratificante: no hay tensiones, no hay favoritismos (si bien uno tiende a buscar sus simpatizantes de inmediato simplemente por el placer de hinchar por alguien y vivir la catarsis); solo el gusto visual de ver cuerpos atléticos logrando lo imposible.
Pero quienes quieran visionar la gimnasia artística emitiendo algo más que comentarios del estilo “qué cara de concentración” o "parece que vuela" (lo cual no deja de ser cierto), aquí van algunas claves.
1. La gimnasia artística no es lo mismo que la gimnasia rítmica.
Cuando menciono que la gimnasia artística es mi deporte preferido de los Juegos Olímpicos, generalmente recibo como respuesta: “Sí, está bueno eso de las cintas”. ERROR. Las cintas (junto a las clavas, pelota, aro y cuerda) son elementos de la gimnasia rítmica, que es solo femenina, y responde a códigos y reglas completamente diferentes a los de la gimnasia artística (y en los cuales me gustaría estar más versada). La gimnasia artística (u olímpica, como también se la denomina) tiene dos ramas, femenil y masculina, y se ejecuta sobre diferentes aparatos donde los gimnasta combinan elementos acrobáticos y artísticos de acuerdo a un rígido código de puntuación.
Esto es gimnasia rítmica |
Esto es gimnasia artística |
2. La gimnasia masculina y femenina tienen aparatos distintos.
Las damas compiten en cuatro aparatos (también llamados “eventos”), los hombres en seis. Gimnasia femenina: suelo, viga (o barra de equilibrio), salto (sobre el “potro”, “plinto” o “caballo”) y barras asimétricas. Gimnasia masculina: suelo, salto, barra fija (o barra horizontal), barras paralelas, anillas y caballo con arzones. Habrán apreciado que solo dos aparatos coinciden entre ambos sexos: el salto (generalmente los hombres tienen mayor dificultad, solo porque tienen más fuerza) y el suelo (donde las mujeres tienen música y coreografía y los hombres no tienen música y ni –casi- coreografía).
3. El diez perfecto ya no existe.
Hace dos días escuchaba a un columnista radial que recomendaba un sitio web donde es posible aprender las reglas básicas de cualquier deporte olímpico en apenas un minuto. Como ejemplo, puntualizó: “Así pueden comprender por qué un gimnasta obtiene un diez”. ERROR. O parcialmente error. El sistema de puntuación ya no tiene al diez perfecto como nota máxima. De hecho, cuando todavía lo tenía, era prácticamente imposible obtenerlo (la última fue Lavinia Milosovici en Barcelona 92). No more Nadias Comanecis.
Ahora, aunque nos produzca más nostalgia y desconcierto, el sistema de puntos es abierto: no hay máximos asequibles. Cuando vean un puntaje de 14.950, no os alarméis: no es que el gimnasta es demasiado perfecto y por lo tanto merece más que un diez. Es que el puntaje se compone de dos puntuaciones: una de dificultad, que generalmente oscila entre los 5.0 y 7.4 puntos; y una de ejecución, que sigue partiendo de diez y descuenta décimas de puntos por las fallas y errores. De la suma de ambos surge la calificación final. Para tener una idea, en gimnasia femenina un puntaje mayor a 15,000 es satisfactorio; mientras que un puntaje menor a 14,000 es preocupante, aunque todo depende de cómo le vaya a las demás y cuál es el aparato. Los hombres tienen puntajes más altos pues su dificultad es mayor (cuando se acercan a los 16,000 hablamos una buena rutina). Una “caída” supone una deducción de un punto completo.
4. No hay una sola instancia de competición donde se definan todas las medallas.
El calendario de la gimnasia consta de cuatro pruebas: a) los clasificatorios, b) la final por equipos, c) la final individual (All-Around), c) la final por aparato. Obviamente, la primera clasifica para todas las demás. En la final por equipos se suman las notas de los gimnastas de cada país en cada aparato (compiten tres atletas por aparato y los tres puntajes cuentan); en la final individual se suman las notas obtenidas por un gimnasta en todos los aparatos; en la final por aparatos compiten los ocho mejores puntuados en la competición clasificatoria. Por regla, en las finales individuales solo pueden competir dos gimnastas por país.
5. Los Juegos Olímpicos son la competencia MÁS importante para la gimnasia, para la vida de un gimnasta y para todos los fanáticos de la gimnasia.
Mientras que otros deportes tienen torneos más importantes que las Olimpíadas (Mundial de fútbol, Wimbledon en tenis, etcétera), para la gimnasia ésta es LA competencia. Pertenecer a un equipo olímpico (ser un “olimpista”) es, para muchos gimnastas, más importante aún que ganar una medalla en un mundial. Sepan comprender ciertas euforias.
6. Estados Unidos, Rusia, China, Rumania.
Los países que deben recordar cuando miren las finales femeninas. Hablamos de las cuatro potencias de la gimnasia, que han acaparado los podios olímpicos durante los últimos treinta o cuarenta años. Quienes me conocen saben con qué país transilvano está mi corazón; pero si soy realista, Estados Unidos tiene todas las de ganar, gracias a un gran nivel de dificultad y una alta consistencia. Rusia es gran candidata –con sus etéreas líneas de bailarina y sus magníficas asimétricas-, pero suelen contar dos o tres caídas entresuelo y viga. China se caracteriza por la pulcritud de su técnica, pero también sufren de inconsistencia. Rumania siempre da pelea con su seguridad y su excelencia en suelo y viga (además de que todo el Uruguay debería hinchar por ellas, pero esa es otra cuestión e intenaré mantenerme neutral).
7. Wieber, Komova, Mustafina, Iordache, Yao, Douglas.
Los nombres a recordar en la final de All-Around femenina, para algunos la medalla más importante de todas las que se disputan. Claro, puede que algunas no clasifiquen y otras no entren in the mix, pero es probable que los tres primeros puestos estén entre estas muchachas: Jordyn Wieber y Gabrielle Douglas (Estados Unidos), Aliya Mustafina y Viktoria Komova (Rusia), Larisa Iordache (Rumania) y Yao Jinnan (China, que también tiene una buena chance con Huang Qiushuang).
8. Catalina Ponor.
Tienen que admirar esta gimnasta rumana que con 25 años hace elementos más difíciles que ocho años atrás, cuando ganó tres medallas de oro en los Juegos de Atenas. Y eso que se tomó unas vacaciones off-gymnastics durante cuatro años donde no le faltó la buena vida. Recuerden su nombre, ámenla, venérenla. Es la rockstar de la gimnasia.
Catalina. Ponor. Es. Rock. |
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