sábado, 17 de septiembre de 2011

Estéticas estáticas, de moda y demodé (segunda parte: 1950-2010)



Seguimos nuestro recorrido por las décadas pasadas de moda. Un paneo por vestiduras femeninas emblemáticas (más icónicas que cotidianas, quizás) de cada decenio y su reinvención en las modas actuales (materializada en las imágenes a la derecha).  Si te perdiste la primera entrega de este viaje, puedes leerla aquí para navegar por dimensiones aún más lejanas de lo "vintage" y lo "retro".


1950: estilo de vida americano

Los típicos vestidos señoriales de ama de casa, con camisas y polleras anchas floreadas emanan de esta época. También es la época del rock n´roll, de los grandes peinados postizos  (digamos, las extensiones de los cincuenta), la manicure perfecta y el american way of life, que incluye prom dresses y teenagers (recientemente inventados) en autos descapotables.
1960: todo lo que necesitas es amor

La contra-cultra y anti-moda impuso, sin quererlo, una nueva moda, de la mano del movimiento hippie, el amor-y-paz, las blusas floreadas, los lentes al estilo Lennon, los teñidos artesanales de inspiración hindú, los flecos de cuero y los vaqueros desgastados. Si pensamos en fórmulas como “hippie chic” o “indian outlet” (de los que, confieso, soy gran consumidora), vemos que la anti-estética ha devenido finalmente una nueva fórmula industrializada y comercializada. (Me faltó decir que quienes no seguían el movimiento hippie usaban vestidos extracortos que también son vendidos en el revoltijo ecléctico del Indian Outlet).
1970: y lo necesitas todavía más

Mucha lentejuela, mucho pantalón “Oxford”, mucha discoteca y muchos accesorios. Las flores como símbolo de la cultura pacífica se prolonga en esta década, donde son de gran iconicidad los “hot-pants” (shorts muy cortos, si se permite la redundancia) y las botas altísimas. Esta gente sí que sabía ser sexy.
1980: la década de la hipérbole (no, no es el nombre de las bolas de cristales de las discotecas)

El glam rock (cuero, tachas, ojos cargados de negro, peinados batidos hasta el techo) se mezcla con el estilo deportivo típico de Fama o Flashdance. Estampados fluorescentes, calzas hiperajustadas, grandes accesorios. La discreción no está precisamente de moda. Todo es exacerbado desde los hombros hasta las pantorrillas.
1990: oh casualidad

El carácter recargado de la moda en años anteriores deja paso a materiales opacos, líneas simples y atuendos descuidados. Hasta la “mugre” (“grunge”) se pone de moda. Atuendos casuales, zapatillas deportivas y los  jeans multiuso caracterizan esta época cuyo legado informal apreciamos día a día en el ámbito cotidiano.
2000: lo pasado de moda se vuelve presente de moda (o “vintage”)

El nuevo milenio se define, paradojalmente, por su escasa “novedad”. La recuperación de las estéticas anteriores (solo que con el término “chic” como sufijo de todo tipo de estilo) es la marca definitoria de la década pasada. Más que apuestas vanguardistas, temporada tras temporada vemos en las tiendas las prendas que “se vuelven a usar”, que “vuelven a estar de moda”. Los diseños más futuristas de la alta costura no dejan de ser también un “volver”, en este caso, un “volver al futuro”, un tiempo que nunca es el del presente sino el de la nostalgia o la anticipación.

2010: ¿la metaimitación?

Si en los 2000’s prevaleció una reapropiación de lo retro por falta de modas surgidas espontáneamente del seno social (entendámonos: la revista Vogue no conoce la estética plancha ni la flogger), ¿entonces la década que transitamos sería una apropiación retro sobre una anterior apropiación retro? ¿Llegaremos al punto de imitarnos a nosotros mismos? Recuerdo que alguien me planteaba su temor de que en la música ocurriera lo mismo, una reiteración residual de estilos nunca nuevos, siempre reciclados con materiales reciclados. ¿Hemos llegado al fin de la creatividad, a una estética de dinámica estática? Si Fukuyama se hizo tan conocido con su tesis sobre el Fin de la historia, ¿por qué no pensar en un nuevo best seller titulado El fin de la moda? (Con un subtítulo que dijera: "justifica cualquier medio").



4 comentarios:

Seba dijo...

Interesante.
Me pregunto si la división en décadas (que no me atrevo a discutir, mitad porque no me atrevo a pensar), seguirá como tal en estos tiempos. Quiero decir, los tiempos se aceleran junto con los cambios que arrastran y las modas que las mareas nos traen (en todo orden, desde artístico a tecnológico).
Por tanto, sí me atrevo a afirmar que hemos llegado al final de las décadas, pensando que las modas se sostienen cada vez menos en el tiempo. Será cada vez más difícil hacer una fragmentación temporal mientras seamos contemporáneos (la perspectiva del tiempo distante siempre ayuda a configurar mejor nuestro pasado que nuestro presente).
“Vivimos en una época muy contemporánea” dijo el filósofo Inodoro Pereyra.
Lo que si me atrevo a negar, con énfasis, es el concepto de “El fin de…”.
Obvio que podemos argumentar que hemos llegado a “El fin de…(lo que sea)” con los elementos que tenemos a nuestro alcance para analizar. Pero soy un ferviente admirador de lo inesperado, y son esos acontecimientos fortuitos, esos personajes que no estaban en esa ecuación que nos decía que el fin de la creatividad había llegado… son esos momentos y esos tipos los que inventan la bombita, el teléfono o cosas por el estilo.
De acuerdo, este es el fin de la moda, de la historia, de la música en esa reiteración residual de estilos nunca nuevos, e incluso de la ciencia ficción y todo lo demás también.
Y de golpe: ZAS!, nace otro Mozart, otra Coco, otro Asimov, otro Kubrick, otra Natalia Oreiro, y todo cambia otra vez.
Siempre hay que dejar el margen a lo inesperado y a los genios. Uno nunca sabe…

dmodé dijo...

esto ya lo leí en varias páginas de internet. muy poco profundizado señores de comunicación... muy diletante.... leas sobre sociología d la moda por lo menos para hacerlo más interesante y no una nota de cosmopolitan

Mariana Payssé dijo...

Seba: Tus reflexiones honran mis preguntas. La idea del posible fin de la moda como desarrollo lineal y sucesivo surge de ese reciclaje vivido en la década pasada. Si la década pasada fue una síntesis de las modas de otras décadas anteriores, ¿entonces ésta es la síntesis de la síntesis? ¿Se desarrollan los cambios tan acelerados que terminamos imitándonos a nosotros mismos, o incluso al futuro? Aunque claro, ahí nos asalta el problema de la arbitraria división en décadas. Me entretiene identificar esos íconos que nos han llegado de esas décadas que ya se escriben con mayúsculas, del mismo modo que me inquieta que la pasada no haya sido una década con nombre: ¿los “2000”? ¿La década del cero? Es un salto importante (sea hacia arriba o hacia abajo) si tomamos como punto de partida los noventa. Ante esa indefinición es que surgen las preguntas. Y cuando hay una pregunta, ahí ya brota la posibilidad de la sorpresa.

Dmodé: En realidad la idea no era hacer una nota sobre Sociología de la Moda, probablemente un blog no sea el espacio para ello y además ya lo habrías leído en otras páginas, como "El imperio de lo efímero" de Lipovetsky o, ya en el orden de lo semiológico, "El sistema de la moda" de Barthes. De todos modos, gracias por tu enriquecedor e iluminador aporte, un ejemplo a seguir en esto de la anti-diletancia. Lo que lamento es que solo por mi artículo juzgues con la misma vara a todos “los señores de comunicación”; si recorrieras el blog podrías apreciar que la diversidad de temas y enfoques abordados hace al menos cuestionable tal generalización. Y Cosmopolitan merece nuestros respetos si es tu fuente de referencia para comentar un artículo sobre la moda.

FLACA dijo...

Me encantaría ponerme el escote de la de la foto del 2010, pero creo que me quedé aferrada a 1990, jajajaja.Aunque, si pudiera, volvería nuevamente a la mini y a los hot pants de los 70.
Me está encantando este racconto , me parece muy interesante y removedor.Cada una de esas prendas que lucen en las imágenes, son como la música de Joan Manuel Serrat que me acompaña desde mi más tierna infancia, me traen flashes de mi vida; y no es porque me haya pasado vistiendo pegada a lo que dicta la moda, sino porque - queramos o no- tenemos que andar vestidos, y cuidamos o nos fijamos (mal o bien) qué nos ponemos en cada ocasión según la significación que ésta tenga.

Este post, me hizo vivenciar la época de mi dorada adolescencia y mi divina juventud, las reuniones bailables, los vestidos de mi mamá,mi primera cita romántica, el escote de mi vestido de novia y otros muchos momentos significativos de mi vida. Será por eso que aún guardo como un tesoro la primera mudita de ropa con que vestí a mis hijos cuando nacieron.

Seguramente todas estas vivencias, que por momentos son recuerdos emocionados, jamás me las hubiera dado un tratado de Sociología. ¡Uy, cómo añoro mis lentes redonditos estilo Lennon, mis blusas hindúes con las que enamoré al compañero de mi vida, mis pantalones oxford de cuerina roja y los bombilla de cuero con los que salía a romper la noche!, jajajaja.

Si me pongo filosófica, creo que lo que añoro es la juventud perdida. O sea, este post es representativo y habla metafóricamente, tal vez, del tiempo que pasa; busca generar ese regusto dulzón de la nostalgia que se aparece con cada prenda dibujando en el rostro una sonrisa y picaronas chispitas en la mirada.

No entro a los blogs para cursar estudios terciarios y para más de lo mismo con mi trabajo, sino para distraerme, divertirme, emocionarme y -por qué no- también informarme. GRACIAS por lograrlo.